con prólogo de Eroc Arroyo-Montano
"¿A qué voy? A esta idea: que nadie coloniza inocentemente, que tampoco se coloniza con impunidad; que una nación que coloniza, que una civilización que justifica la colonización y por lo tanto la fuerza, ya es una civilización enferma. "-Aime Cesaire
Mientras salen noticias de la devastación completa en toda la isla de Puerto Rico, me encuentro actualizando incesantemente mi navegador de Internet. Con cada clic, mis emociones y mis lágrimas me abruman. Sigue un profundo sentimiento de desesperación. Esto se ha convertido en un ritual diario involuntario desde que el "desastre natural" de huracán María azotó la isla.
Sé que no estoy solo.
Mientras 3,4 millones de Boricuas en la isla están luchando para sobrevivir en medio de una crisis humanitaria, más de 5 millones de Boricuas a través de la diáspora esperamos oír de familiares y amigos, intentando al mismo tiempo averiguar cómo podemos ser lo más útiles. Muchos han identificado tres formas específicas de ayudar en el progreso de la isla.
1. Haciendo donaciones a los esfuerzos humanitarios. Confiamos en estas organizaciones basadas en la isla, y recomendamos firmemente que se hagan donaciones a ellas: AgitArte, Defend Puerto Rico y CEPA.
2. Haciendo un llamado por la eliminación de la deuda que explota y estrangula a la isla.
3. Organizando y luchando por la derogación total de la Ley Jones (Jones Act).
Mientras tanto, estamos voluntariamente o involuntariamente participando en un duelo colectivo, un duelo sobre lo que se ha perdido. Sabemos profundamente que Puerto Rico y su pueblo nunca serán iguales.
Toda la isla ha perdido electricidad y no la tendrá en por lo menos seis meses. En este momento, La Guardia Nacional está aplicando un toque de queda. Hay personas que han perdido la vida, ya que el gobierno no ha podido suministrar a hospitales con combustible diésel para sus plantas eléctricas. Aproximadamente el 44% de la isla carece de agua potable. Más de 80% de los cultivos de la isla han sido aniquilados. La mayoría de las escuelas en toda la isla permanecen cerradas, dejando a 700.000 estudiantes sin acceso a la educación formal. Los pueblos inundados en toda la isla tendrán que lidiar con enfermedades que son comunes cuando se contamina el agua potable y con criaderos de mosquito en el agua estancada. Con cada hora que pasa, aprendemos más sobre la devastación.
En medio de todo este sufrimiento, el jefe imperial enloquecido con Twitter, supremacista blanco, misógino y colonizador número uno, logró atacar a la Alcalde de San Juan Carmen Yulin Cruz desde su centro de golf. Finalmente llegó a la isla dos semanas después del primer golpe del huracán, donde continuó insultando al pueblo puertorriqueño al insistir que no se experimentaba una "verdadera catástrofe".
Muchos Boricuas en la isla y en la diáspora están involucrados. Hacen preguntas, los porqués y los cómos, y muchos están muy metidos en el trabajo. La multitud de retos que Puerto Rico enfrenta hoy en día son síntomas del robo continuo de recursos de la isla, de una infraestructura descuidada y de una pobreza generalizada. Lo que está sucediendo hoy en día es un resultado directo de más de 500 años de colonización. Lo que está sucediendo hoy en día es consecuencia directa de la Ley Jones de 1917. Lo que está sucediendo hoy en Puerto Rico es el resultado directo de las políticas económicas de explotación impuestas sobre la isla.
La gente que crea estas disparidades económicas y la deuda profunda están aprovechando de la pobreza y acaparando nuestros recursos. Estos capitalistas buitres lucran de nuestra opresión. En esencia, han estado exprimiendo el jugo de la isla y de su pueblo, y luego tienen la desfachatez de cobrar al pueblo por un sorbo.
En el ensayo a continuación, mi hermano, un defensor público y activista de la comunidad, Ricardo Arroyo-Montano, hace una conexión clara entre las políticas y acciones del pasado y la continua colonización de Puerto Rico. La cobertura de los medios de comunicación corporativos nos harán creer que todo esto sucede en un vacío, que este desastre y sus efectos sólo se tratan de este huracán. Esperamos que este escrito pueda servir como un recurso para aquellos que estén interesados en conocer más sobre Puerto Rico y su profunda historia de resistencia.
En medio de la devastación, recuerdo las palabras del poeta y místico sufi, Rumi, «la herida es donde entra la luz». Puerto Rico había sufrido a manos del imperialismo y avaricia capitalista mucho antes de que el huracán María apareció en el pronóstico. No estoy seguro de que cualquier trabajo sobre el proceso de descolonización del imperio estadounidense podría tener éxito si hace caso omiso de las dificultades de Puerto Rico. Mientras pasamos el duelo y reconstruimos, debemos esforzarnos por la esperanza y el AMOR radical. Debemos priorizar la justicia de sanación mientras encontramos una manera de construir puentes entre los Boricuas en la isla y los Boricuas en los Estados Unidos continentales. Debemos tener una imaginación radical de un nuevo camino a seguir. Los de la diáspora deben comprometerse con el proceso. Tengo fe en que otro mundo es posible.
-Un Abrazo. Con amor y fe, Eroc
*Te animamos a ver los hipervínculos a lo largo de este escrito, algunos estan en ingles solamente.*
Soy un producto de la diáspora puertorriqueña.
Mi patria es una colonia.
La crisis humanitaria en Puerto Rico resultante del huracán María es la culminación de una larga relación colonial con los Estados Unidos de América y representa una apertura para un cambio hacia la libre determinación. Dado que los puertorriqueños que viven en la isla no tienen poder del voto en el Congreso, es importante que los puertorriqueños en los Estados Unidos y sus aliados entiendan los momentos clave de esta relación, para poder claramente y poderosamente incidir en pro de la isla y sus residentes.
Se intenta justificar el colonialismo en todas partes utilizando la ideología de supremacía racial que fue cultivada por los colonizadores con fines de explotación económica. Puerto Rico no es diferente. La historia de la intervención de los Estados Unidos en la isla está llena de ejemplos de ambos, los efectos de los cuales condujeron a la crisis actual.
Una de las herramientas de la opresión es encubrir y borrar la historia de los oprimidos. Los libros de historia en los Estados Unidos están dominados por narrativas históricas eurocéntricas, la minimización y hasta la exclusión de las aportaciones y las luchas de pueblos marginados. En las secuelas del huracán María, las encuestas en los Estados Unidos han mostrado que casi la mitad de los encuestados no sabían que los puertorriqueños son ciudadanos de Estados Unidos.
Es justo entonces concluir que sabrán aun menos sobre por qué los puertorriqueños tienen ciudadanía, o de la larga lucha por la soberanía de la isla, de los abusos militares de la isla y de su gente, de la esterilización forzada de las mujeres puertorriqueñas, o de la larga explotación que ha impedido la autosuficiencia de la isla. Además, es probable concluir que si los residentes de los Estados Unidos no saben cómo estos problemas crearon la crisis económica que la isla enfrentó antes del huracán María, también no entienden cómo la respuesta estadounidense a la crisis humanitaria actual sirve para consolidar el poder estadounidense sobre la isla.
PUERTO RICO, UNA COLONIA ESTADOUNIDENSE
Sin embargo, como cualquier otra nación, la historia de Puerto Rico es repleta y variada. A los efectos de este escrito, nos centraremos en su relación con los Estados Unidos. La relación entre Puerto Rico y los Estados Unidos data a la guerra hispanoamericana de 1898 cuando, después de invadir la isla, Estados Unidos fue capaz de quitarla a España, que tenía su propio legado de siglos de brutal colonización de la isla y alrededor del mundo.
Lo que es menos conocido es que antes de esto, en noviembre de 1897, España le concedió a Puerto Rico una Carta de autonomía. La carta otorgó a Puerto Rico un nuevo gobierno electoral y representación votante en el Parlamento español. El nuevo gobierno fue facultado para suspender la publicación y cumplimiento de cualquier resolución del gobierno español identificado como perjudicial para el interés general de la isla, y permitió a Puerto Rico el comercio con otras naciones y la posibilidad de entrar en sus propios acuerdos de comercio. También fue permitido estructurar sus propios aranceles y derechos de importación. Para asegurar la autonomía de Puerto Rico, también se ordenó específicamente que ningún cambio en el gobierno de la isla podría ocurrir sin el consentimiento de la legislatura de Puerto Rico.
La guerra hispanoamericana terminó con el 'Tratado de París', que cedió Puerto Rico, Guam y Filipinas a los Estados Unidos. Cediendo Puerto Rico a los Estados Unidos, España rompió la disposición previamente concedida a Puerto Rico. Esencialmente, España regaló una nación a la que no tenía ningún derecho legal a ceder.
Puerto Rico fue inmediatamente sometido a la ley marcial y una serie de gobernadores militares. Luego en 1899, el huracán San Ciriaco arrasó a la población y la economía de la isla. La respuesta de los Estados Unidos a San Ciriaco tiene lecciones para aquellos que buscan defender a Puerto Rico de futura explotación a raíz del huracán María. Estos eventos sirvieron de salva inicial en la opresión económica estadounidense de la isla. Los Estados Unidos no envió ninguna ayuda financiera y, en cambio, congeló el crédito a largo y corto plazo, devaluó el peso puertorriqueño, llevó a cabo la fijación de precios de la tierra y en 1901 se aprobó la ley de Hollander que elevó los impuestos. Estas agresiones económicas llevo a los puertorriqueños a pedir dinero prestado a los bancos estadounidenses. Sin leyes limitando los tipos de interés, estos préstamos incluyeron altas tasas de interés que hoy serían consideradas como predatorias. Cuando los puertorriqueños inevitablemente incumplieron con el pago de estos préstamos predatorios, los bancos estadounidenses embargaron y asumieron la titularidad de sus tierras. Puerto Rico fue hecho un mercado cautivo de los Estados Unidos con leyes que le impiden negociar acuerdos comerciales con otros países.
Concomitantemente, en 1900, la ley Foraker creó una legislatura bicameral con una cámara baja elegida (Cámara de delegados). La cámara superior, el gobernador y la Corte Suprema insular fueron nombrados por el Presidente de los Estados Unidos. Éste representaba un autogobierno muy reducido a lo que tenía Puerto Rico bajo España, y en 1914 la Cámara de delegados de Puerto Rico votó unánimemente a favor de la independencia. La votación fue rechazada por el Congreso y fue considerada una violación de la ley Foraker. La ley Foraker tenía una disposición que estableció la ciudadanía puertorriqueña para aquellos en la isla; hasta 1917, los puertorriqueños fueron ciudadanos de Puerto Rico, aunque con ninguno de los derechos de una nación o pueblo soberano.
La estrategia del Congreso hacia Puerto Rico estaba llena de argumentos de supremacía racial sobre la capacidad de los nativos de la isla de gobernarse a sí mismos, y diferenciada de su estrategia ante los territorios de Arizona, Nuevo México y Oklahoma, que contaban con legislaturas debidamente elegidas. A Hawaii, que tenía una clase dominante anglosajona antes de su anexión, también se le concedió la posibilidad de tener una legislatura completamente elegida en 1900.
LAS LEYES JONES DE 1917 Y 1920
Reconociendo que Puerto Rico estaba activamente tratando de romper su relación colonial con Estados Unidos, el Congreso aprobó la Ley Jones-Shafroth en 1917; la Ley Jones impuso la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños. Como el resto de las disposiciones previstas en la Ley Jones, esto fue visto como explotación, y como algo llevado a cabo a pesar de las objeciones de la Cámara de delegados electa. José De Diego, miembro presidente de la Cámara de delegados de 1904 a 1917, escribió en oposición a la Ley Jones que "el Partido Unión de Puerto Rico afirma su más firme y más vigorosa protesta contra el sistema gobernante y exige acción y justicia del pueblo de Estados Unidos, que nos libre de una oligarquía que actúa en su nombre y rechaza su espíritu... declaramos que el ideal supremo del Partido Unión, como el de cada grupo unido y de todos los hombres libres en el mundo entero, es la fundación de un país libre." José De Diego vio la concesión de la ciudadanía bajo la Ley Jones como una forma de explotación. Como un congresista de Estados Unidos dejó claro cuando dijo que la Ley Jones era "para... que la propaganda de independencia no continúe y que nuestra soberanía permanezca allí permanentemente... Puerto Rico nunca saldrá de la sombra de las barras y estrellas."
Los Estados Unidos entraron en la Primera Guerra Mundial el día después de que la Ley Jones hizo ciudadanos estadounidenses a los puertorriqueños; por lo tanto, quedaron elegibles para el servicio militar obligatorio y casi 20.000 puertorriqueños llegaron a servir en la Primera Guerra Mundial. Además, la Ley Jones de 1917 también incluye una disposición que exenta los pagos de intereses sobre bonos gubernamentales de Puerto Rico de impuestos sobre la renta federales, estatales y locales de Estados Unidos, haciendo que los bonos fueran atractivos para los inversionistas sensibles a impuestos. La "deuda" que llevó a PROMESA surge de estos bonos triple exentos de impuestos.
En 1920 el Congreso aprobó la Ley de marina mercante también conocida como la Ley Jones, que legisló que todas las importaciones y las exportaciones a la isla deben ser transportadas en buques estadounidenses, construidos en astilleros estadounidenses y tripulados con estadounidenses. Buques con bandera extranjera deben pagar impuestos sustanciales y multas de aduana e importación a los Estados Unidos Marina Mercante. Esta política proteccionista tiene el efecto de aumentar el precio de los productos enviados a Puerto Rico de 15-20%, un costo pagado por los puertorriqueños mismos. Varios estudios han demostrado que esta ley provoca miles de millones de dólares en pérdidas cada año para Puerto Rico. Cada partido político en Puerto Rico se ha manifestado contra la Ley Jones. Sin embargo, sin ninguna representación política vis-á-vis los Estados Unidos, sigue siendo la ley vigente. Este es tan solo un evento en una larga historia de la defensa por los puertorriqueños de los mejores intereses de la isla, sólo para ser invalidada por el Congreso de los Estados Unidos, particularmente en cuanto a la autosuficiencia económica.
Las políticas económicas impuestas sobre la isla, desde la Ley Jones hasta PROMESA, han sido diseñadas para el beneficio de los intereses de las corporaciones estadounidenses, en detrimento de los puertorriqueños. Todas las importantes políticas económicas que ha impuesto el Congreso de Estados Unidos sobre Puerto Rico han tenido el efecto de reducir la autosuficiencia de la isla y de enriquecer al élite corporativo de Estados Unidos.
ENTRA DON PEDRO ALBIZU CAMPOS, PADRE DEL MOVIMIENTO INDEPENDENTISTA DE PUERTO RICO
En 1922, un grupo de jóvenes simpatizantes de la independencia y ex miembros del Partido Unión, ya desilusionados con el proceso político, fundó el Partido Nacionalista. Pedro Albizu Campos, oriundo de la isla de Puerto Rico y egresado de la Facultad de Derecho de Harvard, fue uno de sus miembros más activos y prominentes. Mientras estaba en Massachusetts, fue inspirado por la lucha irlandesa de independencia y defendió su causa. Estaba convencido de que Estados Unidos no tenía los intereses de los puertorriqueños en la mente, y que la independencia, por cualquier medio necesario, debería ser la prioridad de la isla. Vio a los Estados Unidos como una fuerza invasora, cuya autoridad fue sostenida sólo por la fuerza y la represión. Estas creencias fueron una pieza central de la plataforma de independencia del Partido Nacionalista.
En la década de 1930, unos obreros asediados de caña de azúcar que intentaban sindicalizarse se acercaron a Pedro Albizu Campos. Campos lucharía por ellos en la corte como su abogado, y siguió atacando públicamente los actos de imperialismo estadounidense. Los Macheteros, como se conocían a los obreros, encabezaron una huelga en toda la isla en 1934. Su éxito, especialmente en ampliar su salario, fue considerado una gran victoria contra los intereses estadounidenses. La victoria fue prueba de que un Puerto Rico unificado y organizado era una fuerza poderosa. El FBI bajo la dirección de J. Edgar Hoover se dio cuenta, y colocó a Pedro Albizu Campos y el Partido Nacionalista en el blanco, sometiendo a ellos y a Puerto Rico al programa ilegal de COINTELPRO, un estado de vigilancia que resultó en 1.800.000 páginas de archivos del FBI, así como la formación de una policía militarizada.
MANO DURA ESTADOUNIDENSE CONTRA LOS NACIONALISTAS Y LOS INDEPENDENDISTAS
En 1935, Campos dio un discurso en la Universidad de Puerto Rico, al cual asistieron más 100 mil personas. El Ex general del ejército Blanton Winship, el gobernador nombrado por los Estados Unidos, desplegó al jefe de la policía, el Teniente Elisha Riggs, para interrumpir el discurso. La policía detuvo un automóvil lleno de nacionalistas puertorriqueños, en camino al evento, incluyendo al secretario del Partido Ramón S. Pagán, bajo el pretexto de estar buscando a Campos. La policía llevó a los hombres a la orilla de la carretera y los ejecutó. Sus asesinatos llegaron a ser conocidos como la masacre de Río Piedras. Los agentes implicados en la masacre nunca fueron acusados; sino recibieron un ascenso. Campos, en su funeral, indicó, "Juramos todos que el asesinato no perdurará en Puerto Rico". Un año después, en 1936, dos nacionalistas mataron al Jefe de policía Riggs. Los nacionalistas Hiram Rosado y Elías Beauchamp fueron detenidos y ejecutados en sus celdas, sin juicio. Con Campos ya bajo investigación por la FBI, los Estados Unidos vio el asesinato como la oportunidad perfecta de detener a Campos y acusarlo de conspiración sediciosa. Después de un juicio nulo, un segundo juicio con un jurado seleccionado a mano sentenció a Campos y recibió una condena de diez años de prisión. Campos fue liberado de la prisión en 1946 y se le permitió regresar a Puerto Rico en 1947.
No por casualidad, la Ley 53 fue aprobada un año después. Mejor conocida como la Ley de la mordaza, no fue derogada hasta 1957. La Ley de la mordaza convirtió en crimen poseer o mostrar una bandera de Puerto Rico, cantar una canción patriótica, hablar o escribir de la independencia, o reunirse con alguien o llevar a cabo cualquier asamblea a favor de la independencia de Puerto Rico. El castigo por violar la Ley 53 incluía pena de cárcel de hasta diez años. La ley fue utilizada en varias ocasiones contra los Nacionalistas y el creciente movimiento de independencia. Desafiando la ley, Campos continuó a presionar públicamente por la independencia.
El esfuerzo en Puerto Rico para la soberanía llegó al punto de hervor en 1950. El Congreso autorizó la creación de una constitución, sin embargo dejaron claro que la verdadera soberanía no estaba bajo consideración. El Secretario del Interior en el momento, Oscar Chapman, afirmó que la Constitución no podía "cambiar la relación política, social y económica fundamental de Puerto Rico." En caso de que hubo alguna confusión, el congresista estadounidense Jacob Javits afirmó, "este proyecto de ley sí restringe, y que quede muy claro, al pueblo de Puerto Rico a una Constitución que existe dentro de los límites de la Ley Jones; su estado fundamental no ha cambiado". A Puerto Rico finalmente fue concedido el derecho a votar por su propio gobernador y controlar su sistema político local, después de cincuenta años de nombramientos no elegidos. No hizo ningún cambio a la Ley Jones en cuánto al transporte marítimo, y ningún cambio a la incapacidad de Puerto Rico para negociar acuerdos de comercio con naciones extranjeras, y no quitó la capacidad del Congreso de vetar cualquier ley aprobada por la legislatura de Puerto Rico. La Constitución fue aprobada en 1952.
Campos y el Partido Nacionalista vieron estos hechos como el final de una solución política a la falta de soberanía para Puerto Rico. Los Nacionalistas llevaron a cabo una serie de sublevaciones y revueltas contra el colonialismo sostenido. En 1950 después de que Campos aprendió que las autoridades federales estaban haciendo una redada masiva de otros líderes nacionalistas, y que también lo estaban buscando. Reconociendo que el tiempo era urgente, Campos ordenó que la revolución se llevara a cabo inmediatamente.
REBELIONES DE PUERTO RICO
El día 30 de octubre de 1950 vio levantamientos en Ponce, San Juan, Mayagüez, Naranjito, Arecibo, Utuado y Jayuya. Blanca Canales encabezó el Grito de Jayuya donde ella y otros Nacionalistas irrumpieron en el cuartel de policía e incendiaron la oficina de correos estadounidense. Tomando la plaza, izaron la bandera puertorriqueña y declararon a Puerto Rico una República libre. Luis Muñoz Marín, el primer gobernador elegido de Puerto Rico, que antes había hecho campaña como Independentista, se convirtió en el principal arquitecto de la condición de "commonwealth", también conocida como Ley pública 600, que declaró la ley marcial. En consecuencia, los levantamientos incluyeron un intento de asesinato del gobernador. Los Estados Unidos atacó a Jayuya con Aviones P-47 Thunderbolt, artillería de tierra, fuego de mortero y granadas. Los Nacionalistas, bajo la dirección de Canales, mantuvieron control de la ciudad durante tres días.
El 2 de noviembre de 1950, después de la caída de Jayuya, Olga Viscal Garriga, líder estudiantil de la Universidad de Puerto Rico y portavoz de la División de Rio Piedras del Partido Nacionalista, encabezó, junto con Carmen María Pérez Roque y Ruth Mary Reynolds, una manifestación no-violenta en San Juan. La policía disparó contra la manifestación y mató a uno de los manifestantes. En la corte federal ella se negó a reconocer la autoridad del gobierno de Estados Unidos y no cooperó con los procuradores federales. Fue condenada a ocho años de prisión por liderar la manifestación pacífica.
A pesar de la importancia del levantamiento y la magnitud de la respuesta, no se permitió que saliera noticia del mismo fuera de Puerto Rico. El Presidente Truman lo llamó "un incidente entre puertorriqueños". Estos comentarios, junto con el apagón informativo llevaron a Griselio Torresola y Oscar Collazo a planificar rápidamente un intento de asesinar al Presidente Truman. El intento de la casa de Blair no tuvo éxito en su objetivo, pero sí comunicó efectivamente que las revueltas no eran simplemente "un incidente entre puertorriqueños", sino un acto de rebelión.
En 1954, Lolita Lebrón, una líder del Partido Nacionalista, acompañada por Rafael Cancel Miranda, Iván Flores y Andrés Figueroa Cordero, atacaron la Cámara de representantes de Estados Unidos en Washington, D.C. El propósito del ataque fue llamar la atención nacional e internacional a la búsqueda de la independencia de Puerto Rico. De modo que no habría ninguna duda en cuanto a su causa, Lebrón desplegó una bandera de Puerto Rico y gritó, "Viva Puerto Rico Libre!" antes de que el grupo abrió fuego.
Campos fue condenado a 80 años de prisión por su papel de liderazgo en la rebelión. Durante su tiempo en la cárcel, sería torturado con exposición a radiación grave. En 1956, Campos sufrió un derrame cerebral y estaba al borde de la muerte cuando él finalmente fue indultado en 1964. Murió el año siguiente. Más de 75.000 puertorriqueños participaron en su cortejo fúnebre. Ernesto "Che" Guevara conmemoró a Campos en un discurso ante la ONU diciendo: "Albizu Campos es un símbolo de America irredento, pero indomitable. Años y años de cárcel, tortura, soledad, un aislamiento completo de su familia y su pueblo, la insolencia del conquistador y los locayos en su propia tierra natal…pero nunca renunció sus principios.”
EXPLOTACIÓN ECONÓMICA: “OPERATION BOOTSTRAP” HASTA LA LEY PROMESA
Desde los mediados de la década 1950 hasta el 2006, Operation Bootstrap, aparentemente diseñada para estimular una revolución industrial en la isla, dio exenciones fiscales a las empresas estadounidenses de 10 a 20 años sobre todos los ingresos brutos, dividendos, intereses y ganancias de capital. En cambio, las exenciones fiscales aseguraron que las empresas estadounidenses tuvieran una ventaja competitiva ante las empresas puertorriqueñas. Además, en lugar de estimular la actividad económica en la isla, las corporaciones estadounidenses trasladaron el dinero generado en Puerto Rico de vuelto al continente estadounidense. En 1995, el Presidente Bill Clinton firmó una ley que gradualmente eliminó los incentivos fiscales creados por la sección 936 durante los siguientes 10 años, y las corporaciones estadounidenses, en su mayoría farmacéuticas, comenzaron a trasladarse a otros países. En el 2006, cuando los incentivos llegaron a su fin, la economía estaba ya en recesión. Esta situación económica se agravó aún más por el desplome del mercado de los Estados Unidos de 2008, una crisis económica de la cual la isla aún no se ha recuperado.
Puerto Rico, un país con aproximadamente la misma población que Connecticut, ha sido uno de los cinco mayores mercados en el mundo para los productos estadounidenses; 85% de todos los productos consumidos en Puerto Rico vienen de corporaciones estadounidenses. El costo de vida es 12% mayor en Puerto Rico que en Estados Unidos Sin embargo, el ingreso per cápita de Puerto Rico es aproximadamente la mitad que el de Mississippi, el estado más pobre de la Unión. La isla, que alguna vez fue autosuficiente en agricultura antes de que las multinacionales concentraron los cultivos de la isla en el azúcar; ahora importa el 85% de su alimento, un grave problema destacado por el huracán María que ha devastado las redes de distribución y cadenas de suministro de alimentos de la isla.
Municipios en los Estados Unidos tienen la capacidad de reestructurar sus deudas bajo el Capítulo 9, que es la parte del Código de bancarrota para los gobiernos locales insolventes. Puerto Rico, sin embargo, debido a su estatus colonial territorial, fue excluido del Capítulo 9. En 2014, la legislatura puertorriqueña intentó una evasión al crear y aprobar su propia versión de una ley de bancarrota, llamada la Ley de recuperación. La Ley pretendía abordar la exclusión de Puerto Rico de Capítulo 9. La ley habría permitido a las empresas de servicios públicos reestructurar sus deudas, que ascendieron a unos $ 20 mil millones. Fue derogado por la Corte suprema de Estados Unidos por ser inconstitucional. La decisión reafirmó que el gobierno elegido por Puerto Rico está a la merced del Congreso, en el que no tiene representación electa, para buscar una solución a su crisis económica.
El Congreso aprobó PROMESA en el 2016, en su último intento para asegurar que la economía paralizada de Puerto Rico pudiera pagar a sus acreedores. PROMESA permitió al Congreso a nombrar una Junta de siete miembros para gestionar las finanzas de Puerto Rico. Los miembros de esa Junta provienen del mundo de las inversiones bancarias y privadas, incluyendo de algunas de las mismas instituciones responsables del endeudamiento del país. Esa Junta puede vetar cualquier ley de la legislatura de Puerto Rico que asigna fondos. También faculta a la Junta para eludir los reglamentos locales sobre el medio ambiente y el trabajo. Esto ha tenido el efecto de permitir que el gobierno electo de Puerto Rico siga en existencia, pero con cada vez más impotencia y la pérdida de todo rastro de autonomía.
La Junta ha ejercido su poder para imponer medidas de austeridad para que Puerto Rico pueda devolver sus deudas a los especuladores de Wall Street que son los titulares. La Junta votó por unanimidad para ordenar que Puerto Rico implemente recortes de 10% en su sistema público de pensiones, despedir a decenas de miles más trabajadores, recortar el presupuesto de la Universidad de Puerto Rico por millones y cortar los servicios públicos. Esto, por encima de las medidas de austeridad anteriores que incluyeron: despedir a 30.000 trabajadores; cobrar 67% más por el agua; elevar las tarifas de electricidad para ser las segundas más altas en Estados Unidos; aumentar los impuestos de propiedad, pequeños negocios y gas; recortar las pensiones públicas y prestaciones de salud; aumentar la edad de jubilación; cerrar cientos de escuelas; y alzar el impuesto de ventas hasta el 11,5%, el más alto en cualquier parte del país. Todo lo cual ha conducido a un éxodo masivo de la isla.
QUE NOS LLEVA NUEVAMENTE AL HURACÁN MARÍA
Ya la infraestructura de Puerto Rico se derrumbaba antes de la tormenta. Las medidas de austeridad forzosa hicieron imposibles unas mejoras muy necesarias a la red eléctrica. Esto sigue la estrategia ya probada de quitar fondos a los servicios públicos. Luego, cuando son incapaces de satisfacer la necesidad pública debido a los recortes, sugieren la privatización y dicen que los servicios públicos son ineficaces e ineficientes. La privatización, sin embargo, permitiría a las ya altas tasas elevarse aún más, perjudicando a los puertorriqueños que ya luchan por sobrevivir, todo mientras que las ganancias son repatriadas hacia Estados Unidos. Incluso ahora mientras que PREPA ha operado bajo perdidas para Puerto Rico, en realidad genera ganancias para Wall Street. Después de María, Puerto Rico está sin electricidad, situación que se estima que podría tomar hasta medio año para corregir, y sólo servirá para fortalecer la campaña de PROMESA para privatizar los servicios públicos de Puerto Rico.
Ya sea intencional o no, no es posible argumentar que la respuesta lenta del gobierno federal en la entrega de ayuda a Puerto Rico no ha acelerado el éxodo económico existente de Puerto Rico, y esto seguirá siendo el caso. Esto ha llevado a una devaluación de precios de tierra. Billonarios como John Paulson y una creciente clase adinerada de especuladores de tierra ya tenían a Puerto Rico en el blanco, y la devaluación causada por la ayuda lenta ha hecho un mercado más susceptible a la explotación y expropiación.
Existen maneras en que nosotros, de la diáspora, y nuestros aliados podemos aliviar la crisis humanitaria que azota la isla, y trabajar con sus habitantes para corregir una historia de explotación económica.
- Actualmente, la isla tiene alrededor de treinta escuelas abiertas, una creciente crisis de salud, apagones eléctricos en la gran mayoría de la isla, interrupciones celulares en la mayoría de la isla, y gran parte de la población no tiene acceso a agua corriente potable. Nadie debe ser obligado a vivir en esas condiciones. Podemos y debemos dar ayuda directa a las organizaciones comunitarias confiables y basadas en la isla que están trabajando para atender directamente las necesidades de los más afectados por el huracán María. Le recomendamos dar a AGITARTE, una organización radical de base en Puerto Rico, dirigida por gente en la comunidad que queremos y en que confiamos.
- Los puertorriqueños deben estar a cargo de los esfuerzos de reconstrucción. Los puertorriqueños deben recibir prioridad en contratos, puestos y roles de liderazgo en los esfuerzos en la isla. No es el momento para enriquecer a compañías offshore.
- La Ley Jones debe ser derogada. Existe en detrimento al pueblo puertorriqueño, un hecho que ha sido expuesto ante todo el mundo tras el huracán María. Tiene que desaparecer y podemos hacer esto realidad.
- Puerto Rico debe tener permiso de negociar sus propios acuerdos de comercio internacional. Esto le permitirá desarrollar recursos de capital, una clase empresarial y una economía diversificada.
- La deuda debe ser cancelada. La cancelación de la deuda haría que miles de millones de dólares que en actualidad van destinados a pagar la deuda, sean redestinados a los servicios públicos esenciales que Puerto Rico necesita para sobrevivir. Puerto Rico está luchando con las mayores tasas de desempleo y pobreza en el país y una recuperación humana no existe en Puerto Rico sin la cancelación de la deuda.
Este es un momento crucial para los de Puerto Rico y de la diáspora. Está claro que creen que si nos mantienen enfocados en la supervivencia, que no podemos enfocarnos en la soberanía. La supervivencia de Puerto Rico requiere soberanía.
Nosotros debemos sanar. Debemos organizarnos. Debemos luchar.
La soberanía es la supervivencia.
"Para un pueblo colonizado el valor más esencial, por ser el más concreto, es primordialmente la tierra: la tierra que les traerá pan y, sobre todo, dignidad." - Frantz Fanon